Día del Apóstol: ¿Y si cambias la concha de Santiago por el trébol de peregrino?
Allá por el año 1100 nace el An Bóthar go Santiago (el Camino de Santiago, en gaélico). Comenzaban entonces las rutas irlandesas de peregrinación hacia Compostela. Los currach (barcos tradicionales de madera o mimbre) cruzaban las costas de Irlanda a Galicia con peregrinos que embarcaban en Cork, Limerick, Waterford o Wexford, cargados de miedo, enfermedades y la ilusión de llegar a ‘tierra santa’ para ver los restos del Apóstol. Nacía así una tradición que fortalecería las raíces de estas dos tierras de cuna celta y un sinfín de leyendas en común. Nacía así, el Camino Celta que, si bien no es camino oficial, casi.
La Catedral de Santiago concede la Compostela al que complete 25 km por Irlanda y al menos 75 km por la ruta que une Coruña con la capital gallega. Nueve son las rutas de peregrinación que reconoce la Camino Society Ireland y que atraviesan paisajes de la Isla Esmeralda de belleza tan espiritual como sobrecogedora. Es el tramo irlandés del Camino y una introspección que vivir.
Pero si este Camino Irlandés existe es gracias a un hombre que lleva siglos llevando el nombre de Irlanda por todo el mundo: San Patricio. Él fue quien en el siglo V consiguió convertir al pueblo irlandés al Cristianismo, ese pueblo que comprendió el milagro de la Santísima Trinidad con un trébol en la mano; ese pueblo que siglos después peregrina a Compostela. Seguir los pasos de San Patricio por Irlanda cobra pues, más sentido que nunca.
El Camino de San Patricio que une Armagh con Downpatrick (131 km), en Irlanda del Norte, es un viaje en silencio hacia el interior de uno mismo al tiempo que se conocen los capítulos más profundos de la historia de la Irlanda más verde y más auténtica. Un viaje salpicado de castillos, ruinas monásticas, acantilados y templos en el que sentir que se camina por la Irlanda más virgen; la Irlanda que te invita a cambiar la concha por el trébol y te lleva a trazar un nuevo Camino.
El Camino de San Patricio: un peregrinaje por Irlanda del Norte
Si lo que buscas es recuperar el verdadero sentido de la peregrinación, ése que implica reflexión, contacto, naturaleza virgen e introspección, entonces el Camino de San Patricio es tu Camino. Más solitario, más auténtico, menos masificado, pero con todas las garantías para que, como Irlanda, llegue a tu corazón para quedarse.
Armagh puede ser el punto de partida o de llegada. Aquí San Patricio da nombre a dos catedrales, la de la iglesia de Irlanda, en Sally Hill, y la catedral católica de San Patricio, con sus dos capiteles en la colina de enfrente. El Navan Centre & Fort (aquí puedes hacerte con el pasaporte del peregrino) es otra de las paradas inolvidables entre huertos de manzanas verdes; el producto estrella de la región con el que se hace una sidra tradicional de sabor espectacular (Se dice que fue San Patricio quien plantó los primeros frutales en estas tierras). En esta fortaleza sagrada, a las afueras de la ciudad, convergen mito y realidad ofreciendo al viajero la posibilidad de acercarse a tradiciones prácticamente desconocidas para el gran público.
De ahí los pasos conducen al peregrino por la histórica Newry, la ‘Puerta al Norte’ que te abre los ojos a las impresionantes montañas de Mourne y el Anillo de Gullion. ¿Puede haber algo más hermoso? Cada paso te acerca a artesanos trabajando por la eternidad de las tradiciones irlandesas (puedes participar en talleres previa reserva), el costumbrismo gaélico más cercano y cómo no, el territorio de Juego de Tronos.
Pero uno nunca deja de sorprenderse cuando camina por Irlanda. Los pasos llevan al peregrino hasta el mar de Newcastle para invitarlo a perderse por los paisajes de la reserva natural de la bahía de Murlough, donde caminar entre rebaños de ovejas lanudas y sentir el verdadero espíritu irlandés. La magia y la belleza del castillo de Dundrum serán los encargados de mantener el corazón encogido en el condado hasta por fin, llegar a Downpatrick, el otro lado del Camino.
Antes de escaparse a Downpatrick Head a dejar que la mente vuele y la belleza lo inunde todo, es un must en el Camino detenerse en Saul, un antiguo granero en el que hoy se puede ver una modesta y encantadora iglesia que fue el primer templo en el que predicó San Patricio, cuyos restos descansan en la majestuosa catedral de Down. Una vez descubierta la belleza de este lugar, bañado por Strangford Lough, nada mejor que terminar la ruta visitando el Saint Patrick Centre. Aquí, además de darte el Certificado de peregrino del Camino de San Patricio, tienen un espacio en el que disfrutar de una exposición permanente sobre la vida y obra de San Patricio. Nada mejor tras recorrer los lugares que han visto cómo se convertía en leyenda el patrón de Irlanda. En este centro podrás también averiguar (antes de iniciar el recorrido) los 10 lugares en los que debes sellar tu pasaporte de peregrino irlandés a lo largo de la ruta. ¡Buen camino!